lunes, 19 de septiembre de 2011

De las propiedades estéticas, en un comentario fotográfico...


¿Qué es la belleza? ¿Qué es? Es aquello que nos atrae y nos llama, aquello que nos seduce y nos hace amar o alegrarnos. En términos metafísicos es el ser en cuanto objeto querido o amable. La belleza nos embriaga, alegra, seduce, mueve. La belleza es aquello en lo que queremos dejar huella, ser eternos, permanecer.

Pero ¿qué caracteriza la belleza? ¿Cómo saber lo que es bello? El problema no es saber lo que es bello sino querer verdaderamente lo bello. Para ello hay que habituarse a la contemplación de la belleza, sentirla, mirarla, palparla, comerla, amarla... vivirla...

Al respecto decía San Agustín:

"Y habéis contemplado, Dios mío, todas las cosas que hicisteis, y las considerásteis muy buenas. También las contemplamos nosotros, y las consideramos también muy buenas. Por cada categoría de vuestras obras cuando hubisteis dicho: <<¡sean!>>, y fueron, visteis que cada una de ellas era buena. He contado que está escrito siete veces que habéis visto que la obra realizada era buena; y la vez octava fue cuando, después de contemplar todas vuestras obras, habéis juzgado que no solamente eran buenas, sino muy buenas en su conjunto. Al contemplarlas aisladamente, sólo eran buenas; todas reunidas, eran buenas y hasta muy buenas. Un cuerpo compuesto de miembros todos ellos bellos resulta mucho más bello por la armoniosa combinación de ese conjunto, más que lo son esos mismos miembros, a despecho de su belleza, cuando se los considera separadamente.". (AGUSTÍN DE HIPONA. LAS CONFESIONES. EDITORIAL JUVENTUD S.A. Barcelona, España. 1986. ISBN. 84-261-0664-1. Pág. 328.)
Cada cosa esta compuesta por partes y esas partes hacen un todo pero ¿acaso la belleza no implica que la parte refleje al todo y el todo a la parte? Es así como encontramos una propiedad que denominaremos fractal. ¿Cómo se ve en la foto? Cada semilla en su pequeñez refleja el círculo del centro que a su vez refleja los pétalos y a su vez el todo refleja la parte. Adicionalmente las semillas "giran" formando un centro poético que a su vez refleja la infinidad de formas en una sola. ¿Qué implica esa tendencia al centro? ¿Acaso hay un centro que nos "mueve"? 

Decía Fernando González en una "meditación metafísica" luego de experimentar la gravedad en "Viaje a Pie":

"Trepando por esa vertiente meditamos acerca de la atracción y del péndulo. La ley de éste es verdadera en todas las manifestaciones de la vida: Todo alejamiento de la línea vertical trae otro correspondiente hacia el lado opuesto. El péndulo tiende, debido a la atracción terrestre, a disminuir las reacciones hasta quedar en posición vertical; no sucedería así con un péndulo ideal sobre el cual no ejerciera su atracción la tierra; pero entonces no habría línea vertical y no se movería el péndulo; toda posición sería justa, indiferente. El péndulo tiene repugnancia a separarse de la línea que se dirige al centro de la tierra. Es cuerpo suspendido que siempre señala o desea señalar hacia el centro que lo atrae. Nosotros somos péndulos atraídos irremediablemente hacia el centro de la materia. El movimiento no es otra cosa que las reacciones de los seres efectuadas para recuperar la línea dirigida al centro de la gravedad. Y la tierra, y los planetas, y todos los soles se mueven. ¿Qué centro de gravedad los atrae? Los atrae la perfecta armonía, el fin de los fines, Dios." (GONZÁLEZ, Fernando. "VIAJE A PIE".  Medellín, Bedout, tercera edición. Versión digital enviada por la Corporación Otraparte. Pág. 30)
¿Cómo llamar esa paradójica propiedad? Hay algo que nos llama, voca, ese llamado nos hace ir cada vez más a un fin, al fin de los fines. Pues la llamaremos la propiedad llamativa o vocativa lo bello llama a la vista, al olfato, al tacto, al espíritu. Esa propiedad vocativa cuenta a su vez con dos características que enumeraremos a continuación.

Aunque algunos lo confunden con la belleza, la belleza es atractiva... pero ¿todo lo atractivo es bello? No, pero todo lo bello, cuando se percibe es atractivo al punto que queremos hundirnos /fusionarnos con la belleza. Por ejemplo, algunos vestidos escotados son atractivos pero ¿necesariamente bellos? ¿Se conoce la belleza en una parte y desechando al resto? La mujer es hermosa en conjunto, partirla es destruir ese magnífico ser que, por nuestro delirio de eternidad, nos llama a fundirnos... dos formando uno solo para llamar la eternidad de la vida. 

¿La belleza es evidente? En muchos casos, como una flor, el cielo azul, las montañas o el mar, es innegable, pero ¿lo es en todos los casos? La belleza no siempre es evidente y como no todo lo atractivo es bello, tiene que haber algo más...Al respecto tenemos la amplia intuición estética de Epicuro:

"Según las ganancias y los perjuicios hay que juzgar sobre el placer y el dolor, porque algunas veces el bien se torna en mal, y otras veces el mal es un bien." (EPICURO, Carta a Meneceo).
¿No es esta frase la mejor indicación que no todo lo atractivo es necesariamente bello? y ¿que no todo lo que nos repulsa en principio es feo? La atracción puede no surgir en el primer momento (no estoy hablando de amor eros) pero si somos sutiles en su percepción lograremos percibirla. ¿Qué es lo verdaderamente bello? ¿Cómo captar o intuir la belleza si en muchos casos no nos atrae al principio? Si la consecuencia de un mal placer es el dolor posterior, el buen placer tiene que tener una buena consecuencia duradera o que no excede la necesidad. Esa propiedad se llama alegría. La belleza nos llama, seduce, atrae a la alegría.  

¿Para qué la belleza? La belleza no es el para qué, pero nos indica que éste es bueno. La belleza mueve, induce, cautiva, atrapa y por ello nuestra voluntad la persigue. La belleza no es más que un bien en cuánto objeto querido o deseable.

Pero ¿algo más feo que este escrito? Sí, este escrito es feo, porque las palabras son incapaces para mostrar una realidad tal cual es... es feo porque se parte la belleza que debe verse en conjunto. Pero es una fealdad que quiero que pique, que pique a la contemplación de la belleza misma o de lo que es bello... que pique a tragarse la imagen de la foto, a contemplar la belleza femenina en sus extremos, que como decía Chesterton, vivamos en un asombro agradecido. ¿Para qué esperamos milagros si ya tenemos lo bello? ¿Para qué esperar lo sobrenatural si ya lo natural nos indica una belleza enorme al punto del éxtasis? Si esa es la obra, la belleza... ¡cómo será el artista! ¡Digno de amor infinito!

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