EL VALOR DE LA "DEMOCRACIA"
Prácticamente cualquier cosa puede tasarse con un precio en el mercado. Si uno se pone a mirar la realidad todo se vende, desgraciadamente hasta seres humanos (como en el caso de la trata de personas, la prostitución, el aborto). La perversión humana a llevado el intercambio a niveles que no tiene por qué llegar, eso es parte de la concupiscencia humana y el modelo utilitarista.
Prácticamente cualquier cosa puede tasarse con un precio en el mercado. Si uno se pone a mirar la realidad todo se vende, desgraciadamente hasta seres humanos (como en el caso de la trata de personas, la prostitución, el aborto). La perversión humana a llevado el intercambio a niveles que no tiene por qué llegar, eso es parte de la concupiscencia humana y el modelo utilitarista.
Una de las cosas que uno se pregunta ¿Cuánto vale? Es el tema de los votos y las elecciones. Es muy común en época de elecciones que pulule una serie de nuevos vendedores, que son "transparentes", "buenos" y que son la "renovación de la política". Estos vendedores utilizan unas artimañas para hacernos llegar su producto -más leyes de las que ya existen-. Las artimañas van desde sobornos, compras, trasteos, hasta votaciones por la fuerza. No falta el que vote porque le parece bonita la hija del candidato. Esas prácticas son comunes. Pero hay unas que en apariencia son novedosas pero que son un poco cómicas y que demuestran el nivel que los compradores (electores) valoran el voto.
Hace muchos años una joven candidata a la cámara por Bogotá alguna vez salió a la calle con la novedosa idea de repartir condones. ¡Una excelente propuesta! Hay que sanear los resultados de la política con unos mecanismos mediocres para que siga siendo igual de placentera e igualmente inútil. Esa propuesta "novedosa" no volvió a aparecer, pero parece que en estas elecciones es la moda.
Hoy estaba tranquilo en un taxi en la ciudad de Medellín cuando uno de esos agradables (no niego que son agradables mientras están en elecciones) candidatos se acercó y nos regaló dos volantes. Un poco sorprendido, aunque ya sabía de otra candidata que lo ha hecho, me quedo pensando. Leo el volante. En él se le hace publicidad a un "senador" que dice que donará la totalidad de su salario, mi pregunta impulsiva es ¿entonces de qué va a vivir? Dice que es empresario y que eso le dará para vivir, ¿tan buena es su empresa que la puede descuidar?. Si es empresario y le da para vivir ¿entonces para qué se lanza de político? ¡Dedíquese a crecer su empresa, esa es una verdadera política! Cuando leo sus propuestas no tienen nada novedoso, son un montón de ideas vendibles que pueden gastar las hojas del, muy malgastado ya, Diario Oficial. El otro candidato decía que había sido un estudiante brillantes, conozco estudiantes brillantes... ninguno es político. Dice la cédula como carnet del sistema de seguridad social... ¿y eso para que sirve? Ya lo es o ¿qué número le piden a uno cuando hace una vuelta en las EPS, ISS, ARP? ... ¡Por eso es una propuesta "novedosa"!
Pero lo más llamativo es la forma de hacer política. Dicen unos genios del "marketing político" que es bueno que la gente conozca al candidato directamente. Lo que no se dan cuenta es que la gente es en general tan egoísta que no procura conocer al mendigo que vende dulces en el semáforo, hay algunos intensos pero si acaso se le sabrán el nombre. Por eso, ¿queda como un político que se interesa por "sus" necesidades o como un mendigo de votos? Conozco una candidata, por la cual votaré, que se reúne y se interesa por sus electores... yo debería promover el voto en blanco, pero esta candidata promueve una cosa en la que necesitamos defendernos del estado: ¡la defensa incondicional de la vida!
Pero volvamos al análisis del valor. El valor es un concepto económico diferente del precio que cualitativamente indica el para qué sirve una cosa. En este caso el producto valorado es la acción política. Además económicamente es claro que el valor de una cosa decae cuando hay un exceso de ella. ¿Qué podemos inferir entonces? Que si un oferente de acción política tiene que salir a mendigar votos es porque la acción política está muy desvalorada. Es tal la desvaloración que la Real Academia de la Lengua pronto reflexionará si cambiar la ortografía de la palabra "voto" por "boto".
Eso en ese asqueroso mercado de votos, política y corrupción significa que ya no hay indicador claro que a la gente le interese. La gente poco a poco se está dando cuenta que lo que hace bien común es trabajar, ser responsable y hacer una labor social a conciencia... ya no importa lo que venden un montón de personajes. No es de extrañar que una mentira pierda el valor en el mercado: ¡la democracia es la mentira mejor contada de la historia! Querido Francisco de Paula Santander las leyes no dan la libertad, la libertad es anterior a las leyes... El bien o el mal, lo justo y lo injusto no lo definen unos personajes hablando duro y bonito en un recinto, se conocen a través de la experiencia y de errores cometidos en el uso de la libertad... La ley se conoce por la razón y no puede haber razón sin experiencia (como creían algunos iluminados), la ley no procede del consenso, procede de nuestro ser conocido por la experiencia, si no me cree pregúntele a Sócrates o a Kierkegaard. El valor de la democracia decae y con él la oportunidad de caminar hacia una sociedad libre...
¿MENDICIDAD O HEROÍSMO?
Por otra parte, este candidato no tiene una excelente forma de comunicación: es pésima. Inicialmente puso una frase "¿Ya se olvidaron cómo era este país antes de Uribe?". Supongamos que el país antes de Uribe fuera malo y ahora es bueno, algo que no me atrevería a afirmar porque no conozco todo el país. Si eso fuera así sería imposible determinar con certeza, de esa que todavía se traga el cuento de los héroes, que eso se deba al gobierno de Uribe. En conclusión, esa pregunta es capciosa y falaz, para decirlo chicaneramente, tiene la falacia Post hoc, ergo propter hoc que nos explica que un hecho posterior a otro significa necesariamente que el anterior es causa del posterior.
Suponiendo también que el país antes era peor y ahora mejoró. ¿Acaso todos obedecimos a Álvaro Uribe -el de gran sombrero y brioso caballo (para que suene al mejor estilo de poema épico, donde sus héroes también perdían)-? ¿No fuimos libres en nuestro actuar para el mejoramiento del país? Es bueno, querido candidato mendicante que siga creyendo que los "países" los cambia una sola persona. Tampoco lo hacen los políticos.
Además es muy pertinente recordar una pregunta de Sócrates:
SÓCRATES: ¿Y son infalibles los gobernantes en cada ciudad o están sujetos a error? PLATÓN, La República (339 C)
LA VERDADERA POLÍTICA. Verdaderos gobernantes. REY-FILOSÓFO.
Ese es el problema de los políticos, radica en la creencia que ellos cambiarán el mundo y que sus ideas no son erradas. Quizás lograrán imprimir un poco más de papel en el diario oficial, sonar, pero nunca lograrán hacer nada si no siguen el conjunto de consejos que le dio Sócrates a Alcibiades:
Primero Sócrates razona con Alcibiades e inicialmente lo cuestiona hacia el autoconocimiento:
Sócrates: Hemos hecho mal, cuando hemos convenido en que hay gentes, que no conociéndose a sí mismos, conocen sin embargo lo que está en ellos, porque ni aun las cosas que pertenecen a lo que está en ellos conocen. Estos tres conocimientos: conocerse a sí mismo, conocer lo que está en nosotros, y conocer las cosas que pertenecen a lo que está en nosotros, están ligados entre sí; son efecto de un solo y mismo arte. (PLATÓN, Primer Alcibiades o de la Naturaleza Humana. )
A partir de la noción de "conócete a ti mismo" Sócrates desarrolla junto con Alcibiades que quien no se conoce no es sabio y luego si no es sabio será un desgraciado. Por eso, le recomienda a Alcibiades.
Sócrates: Por lo tanto, mi querido Alcibiades, los Estados (léase ciudades) para ser dichosos no tienen necesidad de murallas, ni de buques, ni de arsenales, ni de tropas, ni de grande aparato; la única cosa de que tienen necesidad para su felicidad es la virtud. (Ibidem)
Y ¿Cómo se logra esa virtud? Promoviendo el conocimiento de sí mismos. Desde ese punto de vista, la función del gobernante no se identifica con la del político moderno. Se hace más noción a aquellas personas que nos ayudan como decía el filósofo envigadeño a "desnudarnos" y a conocernos a nosotros mismos. Ese sería el rey-filósofo. Esa labor en la actualidad, salvo unos cuantos sacerdotes santos, unos muy pocos filósofos, pocos cantantes, y dos o tres psicólogos, no la hace nadie. Por eso recuerdo la frase de Gómez Dávila muy adecuada para esto: "Cuando el filósofo renuncia a guiar, el periodista se encarga de hacerlo". Esa es la razón por la que no existe un bien común sino un malvado poder generalizado. Para desgracia nuestra genios como Sócrates acaban muertos...
Por todo lo anterior -la muerte de Sócrates, la falta de verdaderos aristócratas o filósofos guiando- es común ver gente mendigando votos que tiraremos a la basura. Esa es la razón por la que optamos por una desesperación de lo infinito en términos de Sören Kierkegaard y nos quedamos en la quietud de nuestro espíritu, sin darnos cuenta que eso nos carcome en no ser nosotros mismos. La desesperación es una forma de mal...
REFLEXIÓN FINAL.
Antes de concluir, quisiera resaltar un punto. Lo anterior nos demuestra que si nadie nos impulsa al conocimiento de nosotros mismos, las leyes son ineficaces para lograr el bien (que es libre) común, a veces sirven para conocernos como recopilación de experiencias, pero es claro que la realidad es más amplia. Sin embargo, hay un punto donde las leyes es pueden hacer algo: ¡cuando necesitamos defendernos de un daño muy grave como el asesinato de niños por nacer y es el único mecanismo para que no nos impongan eso como política de estado! Hay un nivel tolerable de poder y que se hace por caridad, pero hay uno que ya no se tolera...
En conclusión... la forma de hacer política actual nos demuestra, sí, que la verdadera política está en "conocerse a sí mismo" y actuar socialmente con base en ello. La falsa política es mendigar votos para vender leyes y calmar la desesperación por la quietud de nuestras conciencias...
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