domingo, 14 de febrero de 2010

CHESTERTON Y LA CAUSA FINAL DE LA FILOSOFÍA. ¿La filosofía genera vidas felices?




Hablar de Chesterton es darle vida a uno de los personajes más inteligentes, más pensantes y a la vez más simples de la historia. Simples en su forma de pensamiento. Quizás en la literatura filosófica no se encuentre un personaje que haga un uso más adecuado de la ironía como recurso literario que Chesterton. Sócrates y Kierkegaard nos han dado la nación de ironía, Fernando González la aborda desde la vanidad y su búsqueda por ese desnudarse a la autenticidad, pero ninguno de ellos tuvo el don al manejar este recurso literario como lo hizo Chesterton.

G.K. Chesterton no es un personaje cualquiera su biografía intelectual es muy curiosa, pasa del agnosticismo al catolicismo, lo que, en muchos pensadores como Agustín de Hipona denota una clara búsqueda de la verdad. No era un hombre de mala vida, el único que cree que la filosofía se hace viviendo maluco es Marx (haciendo panfletos contra el sistema a la hora del almuerzo dentro de una fábrica oscura), el resto viven bueno por ejemplo Sócrates también disfrutaba de la buena vida, algo que nos recuerda Ricardo Milla en el Blog La Coalición  en un post titulado "Apuntes sobre el Parménides Platónico":"En este caso, el detalle del lugar donde se llevará a cabo el diálogo, ese lugar elegante y fuera de la ciudad, da muestras del "lugar" donde se desarrolla el pensar filosófico. La filosofía se hace en medio de la belleza y fuera del bullicio citadino. No se realiza con el vulgo sino "entre nosotros" los filósofos ".

 A su vez filósofos como Nietzche, Epicuro, etc., han buscado una filosofía apartada de la vida pública o lo que parafraseando a Fernando González sería fuera del rebaño. Mucha carreta han hablado los filósofos sobre la buena vida, pero ninguno se tomó tan en serio el principio como Gilbert Keith Chesterton con su vida buena y su delicioso lema "Beer and Bible". Entonces para qué el presente escrito. La finalidad de este escrito es mostrar la finalidad y la utilidad de la verdadera filosofía, por oposición a filósofos como Aristóteles y su "deliciosa" tradición filosófica.

1. ¿PARA QUÉ LA FILOSOFÍA? Un intento de resumen histórico.

Thales de Mileto se cae un hueco por estar mirando las estrellas y "se lo goza" una esclava, luego con gran habilidad demuestra sus dotes de inversionista en el mercado de Aceite de Oliva. Sócrates paseaba por Atenas molestando o "picotiando" a todo el que se le atravesaba y acabó muerto bebiendo la cicuta. Kierkegaard se mantenía escribiendo y pensando sobre su desesperación, Nietzche quejándose del mundo. Y ¿toda esa carreta para qué sirve?

Aristóteles en la Metafísica entiende por filosofía la ciencia más general de todas, para ello razona sobre el conocimiento, sostiene que su origen -lo que es absolutamente válido- es la admiración, también puede inferirse que habla del método o cómo, que para él es la ciencia en sentido clásico. Pero, si el mismo Aristóteles en su mayor aporte a la ciencia -la teoría de las 4 causas- no menciona la causa final o bien de la filosofía, comete un grave error. Pues ¿qué mueve al hombre a admirarse? ¿Para qué conocer una cosa? Si nos admiramos pero ¿qué sentido tendría estar racionalizando que el sol sale todas las mañanas?

Aunque puedo estar equivocado por mi poco conocimiento de historia de la filosofía el primero que intenta resolver esta cuestión es Epicuro de Samos. Cuando en su Carta a Meneceo escribe los siguientes puntos:

Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven. (EPICURO, Carta a Meneceo).

De lo anterior se infiere que la finalidad de la filosofía es alcanzar una vida feliz. No se puede alcanzar la felicidad si no se busca por medio de la filosofía que no es más que amor a la sabiduría. Es así como Epicuro se tomó en serio su teoría y se fue a vivir al jardín a disfrutar de la vida y a dilucidar qué es lo necesario.

La filosofía continúa con su tradición de pensamiento, haciéndose las mismas preguntas pero sin resolver el problema del para qué que poco se menciona después de Epicuro. Los estoicos mencionan el malvado destino y que aceptarlo "resignadamente" es la forma de encontrar la felicidad. En paisa los estoicos creían que la mierda del mundo había que comérsela porque no había otra que hacer y que ese era el principio y fin de la vida feliz, por eso, Séneca se acaba suicidando por orden del César: ¿será esa una vida demasiado feliz?

La filosofía toma el aporte del Cristianismo y con ella alcanza niveles gigantescos con mentes como Tomás de Aquino o Agustín de Hipona. Dos Santos que teniendo misiones similares las vivieron bajo vocaciones muy distintas (Chesterton compara Santo Tomás de Aquino con San Francisco de Asís y llega a una conclusión similar). Agustín de manera apasionada escribe sobre el precioso don del amor de Dios, Tomás se dedica a pensarlo... entre gustos...

Sin embargo, ¿qué solución daban ellos al para qué de la filosofía? Sinceramente las desconozco, con seguridad una mente brillante pero psicológicamente inestable como Agustín algo tuvo que haber dicho al respecto.

Seguimos recorriendo la historia de la filosofía y nos encontramos con la gloriosa, filosa y peligrosa navaja de Ockham. Guillermo de Ockham por hacer las cosas más simples se enredó a sí mismo y a toda la modernidad que en vez de asombrarse se dedicó a pensar si pensaba. La navaja de Ockham, que es perfectamente utilizada por Chesterton (los ingleses, hay que reconocerlo, tienen ese don), fue demasiado complicada para Ockham y dejó de ver la humanidad para ver cosas que parecían humanas y generalizarlas en la cabeza. ¿Una causa final de la filosofía? Creo que en el fondo Ockham quería una relación directa con Dios sin necesidad de obstáculos y categorías filosóficas, quizás comprendía la causa final de la filosofía mejor que Aristóteles, descubrió su brillante navaja, pero fue demasiado pesada para él... una luz tan fuerte lo encegueció... y a todos los que lo siguieron.

1.1 Retorno a la cuestión en el existencialismo. Volviendo a la cuestión del "yo". Kierkegaard.

La modernidad empieza a dar unos resultados "maravillosos" enloquece a Rousseau, vuelve paranoico a Hobbes. La modernidad vuelve cuerdo a Montesquieu con amplios resultados como Robespierre: quien mataba a los que no eran libres y le cortaba las cabeza a los que no pensaban. Marx que según una cabeza brillante no entendió a Hegel, se inventa la dizque filosofía para cambiar el mundo... esa "filosofía" no es más que una sofística para difundir ideologías y alienarnos más de lo que estamos. Kierkegaard ve eso y le repugna que ese pensamiento que no edifica: el pensamiento que no edifica es inútil.

Los resultados vitales de la filosofía moderna asombran a genios como Sören Kierkegaard. Kierkegaard es el filósofo más brillante y más incomprendido de los últimos dos siglos. Kierkegaard empieza a ver toda la locura del mundo en el que vivía, seguramente veía una predicación del progreso, de la filosofía genial, el auge de las ciencias positivas y paralelo a ello... una desesperación inmensa carcomía su espíritu.

Prácticamente desde Ockham no se pensaba lo que era el "yo", ni la conciencia, porque se había visto al hombre como una generalización de hechos. Recuerdo una frase de History Channel que dice "la historia es el resumen de los hechos humanos, no de las intenciones humanas". Esa frase revela al nivel que había llegado la modernidad y el hombre, no obstante su progreso indiscutible en otras áreas como la física, la matemática, la industria... Aunque no conozco bien la discusión entre Hegel y Kierkegaard, creo que a éste le repugnó la visión historicista de aquel (*), una visión que desconocía por completo el "yo" esencial en la obra de Kierkegaard.

La cuestión de Kierkegaard y todo el existencialismo me la explicó una cabeza brillante y se base en las siguientes premisas:

- El hombre únicamente se conoce a sí mismo cuando actúa. La misma tradición clásica reitera este criterio cuando sostiene que solamente se puede conocer la realidad. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar..." (Antonio Machado)

Entonces ¿cómo actuar? ¿cómo caminar o vivir?
- Respuesta de Kierkegaard: sumergiéndose en Dios.
-Respuesta de Sartre: Dios no existe, haga lo que sea.

El existencialismo posterior a Kierkegaard contiene la permanente cuestión de la mente depresiva: ¿Por qué no suicidarse? Me imagino las respuestas absurdas que daría la psicología Freudiana -"porque el complejo de Edipo y la autoridad paterna no te dejan"- o la conductual "tienes un estímulo que te hace permanecer vivo, querida rata, y tu respuesta es continuar estándolo" (una respuesta que concuerda con la noción de Animal Racional de Aristóteles). La cognitiva -"tienes un error de enfoque en tu razonamiento que desconoce el valor de la vida...". Faltaría la humanista que citaría a Víctor Frankl que diría: porque tienes un sentido.

Kierkegaard (Freud usted no es el padre la psicología, Kierkegaard tu papá) desarrolló el problema del sentido de la vida de una manera abstracta. Lo citaremos para que haya fidelidad con el planteamiento del autor.

Kierkegaard inicia su planteamiento desde la identificación del espíritu con el yo:

"El hombre es espíritu (Aristóteles lo llamaba Animal Racional). ¿Pero qué es el espíritu? Es el yo. Pero entonces ¿Qué es el yo? El yo es una relación que se refiere a sí misma o, dicho de otro modo, es en la relación, la orientación interna de esa relación; el yo no es relación, sino la relación en su retorno a sí misma" (KIERKEGAARD, Soren. TRATADO DE LA DESESPERACIÓN. Editorial Gradifco. Buenos Aires. 1999. Pág. 21)

Ese cuentico sería mejor dibujarlo

No sé si haya quedado bien dibujado pero tal vez se entiende. Y servirá para explicar mejor el tema.

Sin embargo, el hombre no siempre actúa conforme esa síntesis por ende, en palabras de Kierkegaard se trata de un ser discordante. La discordancia se refiere a que el proyecto de individuo o vocación no es igual al individuo en sí, en palabras de Kierkegaard: "La desesperación es la discordancia interna de una síntesis, cuya relación se refiere a sí misma" (KIERKEGAARD, Soren. TRATADO DE LA DESESPERACIÓN. Editorial Gradifco. Buenos Aires. 1999. Pág. 24).

Esa es la causa de la desesperación en el hombre, como hay una discordancia, el hombre se siente mal y quiere liberarse de su yo... Si no hubiera un yo no habría proyecto ni tampoco habría individuo. Eso es lo que nos desespera a los que nos deprimimos cuando pensamos en dormir sin nunca despertar. Kierkegaard descubre a su vez que por más que el hombre quiera ser el proyecto al que está llamado "vocación" no puede hacerlo por sus propias fuerzas (más adelante lo llamará desesperación por falta de posible) y la solución Kierkegaana:

"He aquí la situación que describe la situación del yo cuando la desesperación es completamente extirpada de él: orientándose hacia sí mismo, queriendo ser él mismo, el yo se sumerge a sí mismo en el poder que le ha planteado".

 ¿Quién nos ha planteado? Dios... ¿Cómo negar su existencia si es el único que ha dado sentido a San Juan de la Cruz, San Agustín, Kierkegaard? Creo que se trata de la sexta vía del conocimiento de la existencia de Dios... no explorada por Santo Tomás...

2. EL APORTE VITAL DE CHESTERTON: Vida y respuesta.

"Considerad vuestra simiente: hechos no fuisteis para vivir como brutos, sino para perseguir virtud y conocimiento." Dante

Toda esta carreta simplemente para mostrar que el para qué de la filosofía se resuelve vitalmente en este inglés gordito y vida buena. En su primer capítulo de su libro Heretics de manera implícita resuelve la utilidad de la filosofía partiendo de la misma respuesta que tiene Kierkegaard ante el fenómeno moderno:

"Apenas se necesitan ejemplos de esta absoluta ligereza sobre la filosofía cósmica. Apenas son necesarios para probar que, pensemos lo que pensemos sobre los asuntos prácticos, no creemos importante que un hombre sea optimista o pesimista, cartesiano o hegeliano, materialista o espiritualista. Tomemos al azar un caso.

En una reunión de café oímos decir fácilmente: «Esta vida no vale la pena de vivirse». Lo oímos como oímos decir que hace un hermoso día: nadie considera que ello pueda ejercer ningún efecto de importancia sobre el hombre o sobre el mundo. Pero si esa expresión llegara realmente a aceptarse, el mundo andaría de cabeza. Se premiaría con medallas a los criminales por librar de la vida a los humanos; se perseguiría a los hombres porque libran a las personas de la muerte; se emplearía el veneno en lugar de la medicina ; llamaríamos a los médicos cuando estuviéramos sanos; las sociedades de salvamento de náufragos serían consideradas como hordas de asesinos. Pero nunca nos preguntamos si el charlatán pesimista refuerza o desorganiza la sociedad, porque estamos convencidos de que las teorías no importan.

(...)

Hay, sin embargo, algunas personas —yo soy una de ellas— que creen que la cosa más práctica y más importante acerca de un hombre es su idea del universo.Creemos que para una patrona que recibe a un huésped es cosa importante que sepa su sueldo, pero es más importante aún que conozca su filosofía. Creemos que para un general que va a entrar en batalla es importante que sepa el número de fuerzas enemigas, pero es más importante aún que conozca la filosofía del enemigo. La cuestión no es averiguar si la teoría del cosmos afecta a los asuntos, sino más bien si, a la larga, hay alguna otra cosa que los afecte." (G.K CHESTERTON. Herejes. Versión tomada de internet)

 Volvamos sobre uno de los puntos ¿qué pasaría si nos tomáramos en serio que la vida no vale la pena? No trabajaríamos y mil efectos que no es necesario repetir porque Chesterton ya los dijo. Ahora bien si la filosofía fuera inútil no tendría un para qué, por tal motivo, no podría considerarse que lo dicho por los filósofos –como dice Aristóteles- deba obedecerse. Si no me hace mejor persona ¿Para qué obedecerlo? La filosofía como medio de realización del hombre ha sido reconocida entre otros por Sócrates y por Kierkegaard, circunstancia que de manera intuitiva asombra a Chesterton cuando afirma: "Creemos que para una patrona que recibe a un huésped es cosa importante que sepa su sueldo, pero es más importante aún que conozca su filosofía." (G.K Chesterton. Herejes. Versión tomada de internet).

La filosofía, ya lo decía Epicuro, es esencial en todas las etapas de la vida, precisamente porque tomando el aporte de Chesterton, es la que permite descubrir el sentido del día a día. Es quizás la ciencia más perfecta porque nos permite descubrir cada una de las cosas que nos pueden llevar a ser nosotros mismos y liberarnos de esa enfermedad mortal que se llama desesperación.

O ¿surge nuestra capacidad de asombro como una respuesta a un estímulo como diría la psicología conductual (que asemejó a los hombres con las ratas= ANIMALES racionales)? Ese asombro tiene un para qué y se ve claramente en un párrafo de Fernando González:

"Subiendo a pie la vertiente del Arma tuvimos la impresión nítida de la dureza y pesadez que nos atrae hacia la tierra. ¡Qué dificultad para elevarse! Somos hijos de la tierra y sus parásitos; nos liga a ella, como un cordón umbilical, la ley de la gravedad. Por momentos la abandonamos, nos parece que existe otro ser que nos llama hacia las alturas aéreas; nos parece abandonar todo lo terrestre y después caemos más definitivamente abrazados a su seno materno; somos únicamente materia dura, materia grave. Cuando levantábamos las piernas para trepar hacia Aguadas tuvimos la impresión nítida de la atracción terrestre. Esta esfera dura es nuestra cuna y nuestro sepulcro. ¿Por qué deseamos abandonar esta madre? ¿Por qué los ímpetus de elevarse? ¿Por qué el Santo y el Héroe? Es un indicio, un leve indicio, de que hay en nosotros algo que no es terrestre. Ese leve indicio ha creado la metafísica y el misticismo.

Trepando por esa vertiente meditamos acerca de la atracción y del péndulo. La ley de éste es verdadera en todas las manifestaciones de la vida: Todo alejamiento de la línea vertical trae otro correspondiente hacia el lado opuesto. El péndulo tiende, debido a la atracción terrestre, a disminuir las reacciones hasta quedar en posición vertical; no sucedería así con un péndulo ideal sobre el cual no ejerciera su atracción la tierra; pero entonces no habría línea vertical y no se movería el péndulo; toda posición sería justa, indiferente. El péndulo tiene repugnancia a separarse de la línea que se dirige al centro de la tierra. Es cuerpo suspendido que siempre señala o desea señalar hacia el centro que lo atrae. Nosotros somos péndulos atraídos irremediablemente hacia el centro de la materia. El movimiento no es otra cosa que las reacciones de los seres efectuadas para recuperar la línea dirigida al centro de la gravedad. Y la tierra, y los planetas, y todos los soles se mueven. ¿Qué centro de gravedad los atrae? Los atrae la perfecta armonía, el fin de los fines, Dios." (GONZÁLEZ, Fernando. Viaje a Pie. Medellín, Bedout, tercera edición. Versión digital enviada por la Corporación Otraparte. Pág. 30)

Sin embargo, Chesterton como un buen usuario de la navaja de la no multiplicación de los entes (Ockham) no se complica la vida en resolver el para qué, le basta con vivirlo... El uso del principio de parsimonia en Chesterton se puede ver en la siguiente afirmación: "Por eso me sentiría inclinado a pensar que el objeto principal de la educación debe ser el de devolver la simplicidad." (G.K Chesterton. Ensayo sobre dos ciudades).

2.1 CHESTERTON Y SU SOLUCIÓN AL PROBLEMA EXISTENCIAL KIERKEGAANO.

Como todos sabemos Chesterton inicialmente fue agnóstico, luego se convirtió al cristianismo y finalmente se apellidó Católico. Eso puede ser un indicio que recorrió el camino de la desesperación que vive todo ser humano hasta que la liberó encontrándose con Dios. Su encuentro con Dios no fue momentáneo sino que fue un leve proceso como cualquiera. Sin embargo, cuando explica cómo el cristianismo a sí sea contradictorio mentalmente, nos libera de la desesperación:

"La diferencia entonces es muy simple. El Cristiano pone la contradicción dentro de su filosofía. El Determinista la pone en su diario vivir. El Cristiano declara como de Perogrullo el misterio que el Determinista llama sinsentido. El Determinista tiene el mismo sinsentido para desayunar, almorzar, tomar once, y cenar todos los días de su vida." (G.K Chesterton. ¿Por qué creo en el cristianismo?)

Ya el salvarse de una contradicción en el diario vivir podría darle la idea a Sören Kierkegaard que es un indicio que Gilbert Keith Chesterton no vivía en las contradicciones de la desesperación: ¡que estaba en un camino para salir de la desesperación!

2.2 ¿EPICUREÍSMO VS HEDONISMO CRISTIANO?

Para una brillante y psicológicamente inestable "Mula" (a las mulas les debemos la riqueza de Antioquia) Chesterton es el mejor representante del "hedonismo cristiano". Y mi querida mula pensante le alegró mucho saber el proceso de beatificación de Chesterton porque "¡sería 'la bomba' tener un Santo gordito!". Efectivamente Chesterton es un cristiano hedonista, y la noción no es para nada chocante, es más a mi modo de ver es más chocante un cristiano estoico: Jesús sufrió y murió en la cruz por amor y ¿qué hay más placentero que el amor? Jesús no murió en la cruz porque era inevitable, sino porque era bueno... para mostrarnos que ese deseo de amor nos debe llevar a hacer hasta locuras...

Chesterton propone una filosofía absolutamente hedonista y basada en el placer. Le gustaba el vino, era un hombre de familia y su lema "Beer and bible" ya demuestra que está rescatando el placer.


3. LAS BONDADES DE CHESTERTON. ¿Originadas en la filosofía?

Algunos se asombraron y pensaron, otros vivieron, sufrieron y pensaron... Chesterton tomó sus conclusiones y se dedicó a escribir y vivir bueno. Aunque una cabeza brillante dice que el conocimiento de las causas es demasiado complejo, más aún en el hombre que es un ser libre, pero me atrevería a decir que el pensamiento y las vivencias de Chesterton tienen entre sus muchas causas el hecho que muchas personas hayan pensado la realidad.

La filosofía es una ciencia que edifica, de lo contrario es vana diría Kierkegaard. Es así como ver que la filosofía edificó la vida feliz en un hombre como Chesterton. Para él la vida no fue vana, no fue un pensador alejado de la realidad: fue un verdadero vitalista.

Es así como podemos ver que si la causa material de la filosofía es el conocimiento de toda la realidad, la causa formal o método es utilizar las 4 vías del conocimiento (3 naturales y una revelada: razón, sentimiento, intuición y revelación), es decir, valorar con todo el ser, la causa eficiente sea nuestra capacidad de asombro. ¿Cuál debe ser la causa final? El hombre no conoce por conocer, conoce para ser, es ahí donde se muestra que el bien de la filosofía es el bien de los bienes: vivir voluntariamente nuestro sentido o vocación. La causa final es una oferta que nos hace la filosofía... de toda su experiencia derivada de la realidad nos dice por donde caminar. Nos sugiere los caminos a explorar en nuestra inteligencia y nos sugiere vías en nuestra voluntad. La filosofía libera porque no nos ata a lo que otros digan sino que nos sugiere con motivos intelectualmente fundamentados verdaderos caminos a seguir.


¿Puede que no se sigan? Con seguridad pocos seguirán las bondades de la filosofía, quizás, la filosofía confunda a muchos, pero siempre estará allí para recordarnos que con ellas Epicuro, Sócrates, San Agustín, Kierkegaard o Chesterton fueron grandes beneficiarios de ella.


4. ARISTÓCRATAS Y BIEN COMÚN. EN CHESTERTON

En un escrito anterior reflexionaba sobre cómo los verdaderos guías son aquellos que incitan al conocimiento de sí mismos, y que la verdadera política lo hace para que las personas alcancen la virtud.

Chesterton lo comprendió plenamente cuando se dedicaba a escribir simple para hacer pensar a la "práctica e industrial" sociedad inglesa de su época. Además, no solamente exploró las bondades de liberarse de la desesperación, lo hizo inclusive en temas económicos. La enciclopedia Wikipedia (*) nos da una breve información sobre su modelo económico llamado distributismo.

Su vida seguramente fue muy tocada por un tema que se denomina "la cuestión social", la "cuestión obrera", etc., y que se encuentra vigente pero no tanto como en sus orígenes.  Chesterton la debió vivir en carne propia en la sociedad inglesa de su tiempo. Por eso seguramente propuso el distributismo. Y lo hizo mediante un periódico. No tengo muchos datos del modelo, pero eso demuestra otro de los para qués de la filosofía vividos en Chesterton.

¿Será que se trataba de promover el amor como única forma de comunidad? Si es así, la más sabia en eso es la hija de la cabeza brillante.


CONCLUSIÓN.

Muchos criticarán la falta de profundidad del escrito pues se trata del desarrollo de unas ideas que requieren mayor rigor y profundidad académica. Lo reconozco, el tema podría ser el título de una tesis doctoral en filosofía, incluso más cuando se trata de resolver el para qué de la filosofía. Es por eso que le recuerdo querido lector que es muy poco lo que se dice acá, pero el asunto puede generarle más preguntas que respuesta y no es a mí a quién le compete (pues mi vocación a la academia no es tan fuerte como la de muchos otros) darle las respuestas. Es más, teniendo una tesis doctoral en el tema dudo mucho que se logre resolver de una vez por todas, el problema de la causa final en la filosofía y su solución en Chesterton.

Sin embargo, creo que de este escrito pueden concluirse varias cosas. Primero que todo que, por lo visto -significa que no se ha visto todo-, cada que se toca el problema de la finalidad de la filosofía inevitablemente se cae en la realidad de la felicidad y la desesperación. Luego, por lo anterior, podríamos decir que la finalidad de la filosofía no es conocer por que sí o "por que ajá". En tercer lugar podríamos decir que pareciese que Chesterton es la persona que ha vivido mejor las ventajas de la filosofía en términos prácticos lo que nos cuestiona si la causa final de la filosofía es la de hacer hombres felices.

Ante todo esto nos hace pensar ¿es tan inútil el saber filosófico? Quizás filosofando y viviendo se encuentre la respuesta...

2 comentarios:

  1. Excelente el artículo. Me inspiró más todavía a leer ensayos de Chesterton.
    Un solo comentario: si existe el dequeismo, hoy mas que nunca existe también el "antidequeismo" que evita a toda costa decir "de que"
    Es correcto decir "de qué" algunas veces.
    En tu caso: "...el hecho (de)que muchas personas hayan pensado..."
    "...Eso puede ser un indicio (de)que recorrió el camino..."
    Saludos
    Ya me agendo este blog que tiene cosas muy buenas

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  2. Mil gracias por tus comentarios... Trataré de poner más atención en tu sugerencia al escribir. Saludos y de nuevo mil gracias!!!!

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