jueves, 21 de abril de 2011

DE LA BELLEZA DE LA MUJER... y el eros...

I. ORGULLO HETEROSEXUAL
Ante el excesivo movimiento homosexual, un tío dijo una vez, "hagamos una marcha de varones varones y mujeres mujeres". Precisamente eso es lo que quiero hacer, no se trata de contradecir el "orgullo homosexual", sino de hablar del "orgullo heterosexual"... No puedo contradecir ni saber si hay "orgullo homosexual" porque no soy homosexual. Pero sí puedo saber lo orgulloso que me siento al contemplar la belleza femenina, su sutileza, su hermosura, su ternura natural, su maravillosa inteligencia, su cuerpo sutil, su pelo, su olor, todo... 

Cuando se habla de diversidad sexual no se puede hablar de otra cosa que de "heterosexualidad", el prefijo "hetero", de acuerdo con la Real Academia de la Lengua, significa "'otro', 'desigual', 'diferente'.". Es así como lo diverso, que es sinónimo de diferente, es "hetero". Pues bien, ¿por qué me gusta esa diversidad o esa diferencia? En primer lugar diré por qué no me gustan los hombres, la razón más simple es porque me huelen maluco, porque me parecen feos y muchas cosas más, pero lo bonito de la heterosexualidad es esa capacidad de la mujer de ver belleza en algo como el hombre. No es una concepción "moral", es una concepción netamente estética, el hombre me parece feo, la mujer bella. Pero ¿cuál es la belleza de la mujer?

II. LA BELLEZA FEMENINA EN CONCRETO.
Hablar de belleza y mujer es una redundancia, una tautología, la mujer es bella, la belleza es mujer. Empecemos por cada uno de los sentidos a describir este maravilloso ser. No empezaré por la vista sino por el olfato. El olor femenino es delicioso, es una aroma atractiva, llamativa, que provoca tomarla para uno mismo, es más hermosa que el olor de las flores, más deliciosa que el aroma de una buena comida, ese es el primer llamativo, se llama olfato. ¿Todas me huelen así? No todas pero sí la gran mayoría. Pasemos al tacto, la suavidad de la piel femenina, permite sentir la esencia de la textura más bella, no es dura como una piedra, ni suave como como un colchón, no es rugosa, ni lisa, es el punto medio de todas las texturas, digno de contemplar por un buen rato porque se siente... Por otro lado, el pelo de las mujeres basta sentirlo para ver que esa simple realidad es agradable al tacto, basta bajar levemente la mano sobre el pelo de una mujer hermosa y sentir esa maravilla que proviene de todas partes. En el gusto ¿acaso hay algo más delicioso que los besos? En el beso se mezcla el olfato y el gusto. En el oído, salvo si la mujer es "mimada", su voz suele ser más hermosa que cualquier melodía humana, que cualquier sonido natural. En la vista... la mujer es hermosa porque su cuerpo es suave, sus curvas redondeadas, sus hermosos senos, sus piernas suaves y poéticas, sus pies como para quedarse... todo el conjunto es la forma perfecta. La figura masculina, por oposición, es cuadrada, toda igual, la femenina desde cualquier punto de vista es maravillosa.

III. MÁS ALLÁ DEL AMOR EROS: SU OBJETO
Pero lo más bello no es la mujer por partes, aunque todas sus partes son hermosas, sino la mujer en sí misma. El espíritu femenino que anima ese cuerpo hermoso no se compara a las partes en sí. La capacidad de la mujer de ser madre hace que ame con las entrañas, desde su interior, sienta y viva desde sí misma. Esa ternura de la mujer es la misma ternura de la madre. Que quiere contemplar y proteger, que se enternece con muchas cosas o que quiere hacer el mayor bien posible a todos, especialmente a sus hijos. Pero lo más hermoso de la mujer es que vea algo de belleza en el hombre y de repente la belleza femenina se acerca al hombre (ellas dirán que es bello también, pero a mí no me parece) y juntos se funden en el tiempo en un momento que parece eterno. Para Diotima, en el Banquete Socrático, la raíz del amor esa idea de permanencia en el tiempo, es ese delirio de apreciar la belleza y de ser fecundos y hacer que el ser permanezca en el tiempo. Se ama lo bello y queremos que eso bello permanezca eternamente y por eso el amor quiere producir lo bello... Esta noción del amor desde la voluntad es más hermosa que el seco imperativo aristotélico de "querer el bien el otro en cuanto otro". Veamos lo que le decía Diotima al moscardón de Atenas:

"Todos los hombres, Sócrates, son capaces de engendrar mediante el cuerpo y mediante el alma, y cuando han llegado a cierta edad, su naturaleza exige el producir. En la fealdad no puede producir, y sí sólo en la belleza; la unión del hombre y de la mujer es una producción, y esta producción es una obra divina, fecundación y generación, a que el ser mortal debe su inmortalidad. Pero estos efectos no pueden realizarse en lo que es discordante. Porque la fealdad no puede concordar con nada de lo que es divino; esto sólo puede hacerlo la belleza. La belleza, respecto a la generación, es semejante al Destino y a Lucina. Por esta razón, cuando el ser fecundante se aproxima a lo bello, lleno de amor y de alegría, se dilata, engendra, produce. Por el contrario, si se aproxima a lo feo, triste y remiso, se estrecha, se tuerce, se contrae, y no engendra, [344] sino que comunica con dolor su germen fecundo. De aquí, en el ser fecundante y lleno de vigor para producir, esa ardiente prosecución de la belleza que debe libertarle de los dolores del alumbramiento. Porque la belleza, Sócrates, no es, como tú te imaginas, el objeto del amor. (PLATÓN, 1871)
IV DEL RESULTADO DEL AMOR
Antígona... de cómo el amor materno v
isto en su hermano la lleva a dar la vida por él
 Ahora bien, ¿No es hermoso el resultado de la complementariedad? La belleza femenina y su amor hacia el hombre que la aprecia, lleva al ser humano a la inmortalidad, lo hace fecundo y fértil aumentando la posibilidad de la belleza en el mundo. Esa complementariedad nos recuerda Diotima -que entre otras era prostituta- es el germen de la familia que, en términos biológicos, es la preservación de la especie. Por eso, el amor que lleva al hombre a fecundar debe llevarlo también a permanecer con la mujer, a apoyarla en el producto de su amor. ¿Cuál es el objeto del amor [eros]? ¿A dónde llevan tantas delicias primero percibidas -de parte del hombre- como belleza femenina? A una unión eterna y fecunda...

¿Qué sería de nosotros sin la mujer? A mí la mujer me exige socializar, me exige orden (para no blasfemar contra su belleza), me exige salir de mí mismo para darme a los demás.  De la misma manera, el padre se reconoce en la madre y juntos cuidan el resultado de esa unión eterna y fecunda: LOS HIJOS. El eros nos lleva a la institución más importante para el bien común: LA FAMILIA.

V. CONCLUSIÓN
La mujer es regla del posible, de allí nace su aristocracia. Es tal su belleza que es lo único digno de obedecer y así como su belleza nos mueve al amor, el amor nos mueve de regreso a la belleza de su objeto: la fecundidad. Es así como esa ternura, sutileza, belleza física, su hermosura espiritual -maternidad- nos mueve a las más deliciosas y deseadas fuentes del bien: la vida misma.

ALGUNAS FOTOS DE BELLEZA FEMENINA.
No las pongo acá porque pueden cambiarlas y no son mías pero creo que son dignas de apreciación pues la belleza es lo único que vale la pena obedecer:



CITAS
PLATÓN. (1871). EL BANQUETE O DEL AMOR. Recuperado el 21 de ABRIL de 2011, de FILOSOFÍA.ORG: http://www.filosofia.org/cla/pla/azc05297.htm

2 comentarios:

  1. Dos cosas:
    1. ¡HERMOSO!
    2. ¡GRACIAS!
    ¿Cómo haces?

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  2. Wow! Una manera muy bella de ver no solo a la mujer sino a valorar la union entre el hombre y la mujer, como un amor fecundo... que genera vida. Algo muy Hermoso. Felicitaciones. Ojala los hombres de hoy pudieran todos admirar a la mujer de esa manera tan magnifica y pudieran valorar a quien está a su lado.

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