domingo, 23 de enero de 2011

SOLUCIÓN A LA INJUSTICIA ¿CONDENA O REPARACIÓN?

Grafiti
¿Algo mejor que mandar
para poder condenar?
Errar es de humanos y el que no tenga pecado que tire la primera piedra. Pero ¿qué competencia tenemos nosotros para considerar la bondad o maldad interior de los actos ajenos? Hasta donde conozco eso de leer la mente es una especie de mito ahora ¿será alguien capaz de leer el corazón? Lo único que puedo hacer ante el error ajeno es pensar ¿no habría hecho yo lo mismo ante esas circunstancias o quizás algo peor? 

Por otra parte, sí es posible reconocer un hecho injusto. Los bienes propios de la justicia, contrario a las intenciones o el espíritu, son externos y por lo tanto cualquiera puede identificarlos (así en algunos casos se necesiten años de carrera). El principio de la justicia liberal es algo así como "haga lo que se le dé la gana mientras no se meta con otros", y es que efectivamente lo ajeno es externo o al menos externizable. Es así como la justicia e injusticia pueden identificarse en el acto humano ajeno, pero lo que no puede identificarse son las intenciones o algo que llamaremos "culpa interior". 

Sin embargo, quizás por el desconocimiento de este principio la sociedad ante la injusticia actúa tomando funciones de conciencia ajena pero no buscando la reparación a la injusticia. Yo creo que por más "amor al prójimo" que puedan tener buscando reprender a otra persona, se equivocan por que toman la competencia de la conciencia que solamente corresponde al corazón humano. De hecho ese vicio de la corrección "fraterna", lo hago "para que aprendas" y demás consideraciones que se toman ante la injusticia son más perversas que la injusticia misma. Cualquiera se preguntará si niego la capacidad de ser conciencia ajena por qué considero "perverso" el juicio ajeno, pues la respuesta puede parecer compleja pero no lo es. En primer lugar la moral o la ética social son ciencias, pero la maldad o bondad de alguien se salen por completo de su objeto de estudio. La perversión la encuentro en los alcances de la moral o ética social pues el castigo, aparte de ser humillante, no vuelve las cosas al orden adecuado. Ahora cualquiera ante la condena o represión puede pensar "soy horrible y malvado" pero las consecuencias no superan el castigo, seguiré siendo "horrible y malvado". En otras palabras, la condena ajena aparte que humilla a quien cometió un acto humano injusto, no lo lleva a volver las cosas a la justicia, luego el desorden persiste.

Y el vicio de la condenación no se ve al nivel de la "chusma", plebe, populacho o masa. También se observa en la oligarquía -falsa aristocracia- de jueces, medios de comunicación, los que mandan noticias a "el caza-noticias" para enriquecer a los noticieros. Un caso reciente es ese fallo perverso de la Corte Suprema que condenó a un pelao que por pasarse un semáforo en rojo a las 4 am mató a otras personas que iban en un vehículo. La verdad creo que de ese pelao puede decirse de todo menos que quería matar a esas personas o que no le importaba que murieran. A pesar de las discusiones en el campo jurídico, con esa sentencia la sala penal de la Corte Suprema empieza a imitar el vicio de la Corte Constitucional de juzgar para dar "impactos mediáticos" y no para hacer justicia. Y ya es tan preocupante la situación que se piensa penalizar el conducir ebrio sin que eso cause daño alguno, cuestión que les dice a los conductores ebrios que son "basura" -algo que no son- y los condena sin siquiera mostrarles el riesgo de sus actos. ¿Merece un arriesgado por sí solo pagar la pena como si hubiera matado o herido a otro? ¿Cuál es el daño que hace a otro? La justicia requiere alteridad, requiere a otro...

VIEJO Y PERIÓDICO
Nada mejor que leer el periódico para
ver los propios defectos en el prójimo.
Como el perrito yo...
Están también los noticieros y los periódicos para quienes lo inmoral es incumplir las normas policivas (que en muchos casos no alcanzan a ser derecho). Por ejemplo filman las ventas ambulantes en algún barrio de Bogotá y empiezan a juzgar esa necesidad del espacio público, lo pasan en el "caza-noticias" y el único que gana es el noticiero porque queda como "democrático". Dice Chesterton en una parábola que es análoga a este caso "Si los terratenientes, las leyes y las ciencias están en contra [de un vendedor ambulante], habrá que acabar con los terratenientes, las leyes y las ciencias." (CHESTERTON, G.K Lo que está mal en el mundo. Ciudadela Libros. Madrid 2006. ISBN. 978-84-934669-7-8. Pág. 199). Efectivamente la sociedad/estado le niega al vendedor ambulante -con sus prácticas injustas- el acceso a la propiedad privada y fuera de eso le impide que use la que es de "todos". En la canción "Señor Juez" de Ricardo Arjona se cuestiona precisamente esa sociedad excluyente que luego termina por excluir en la cárcel a aquellos que han errado.  En Colombia es inmoral transgredir las normas de policía, pero no lo es ser policía buscando defectos en el prójimo. Decía Nietszche "Otros hay que tienen por virtud el decir 'la virtud es necesaria'; pero en el fondo creen que sólo la policía es necesaria" (NIETZCHE, Friedrich. ASÍ HABLÓ ZARATHUSTRA. Editorial Euroliber S.A España. ISBN 84-7905-028-4. Pág. 103). Esta dizque democracia no es más que la facultad de ser todos policías de todos...

Fernando González hablaba del complejo de "hideputas" que tenemos en Colombia. Aunque en general se refería a nuestro mestizaje, creo que el trasfondo es mucho mayor. Como nos sentimos "hideputas", nos consolamos en ver quién es más "hideputa" que yo. Y quién es más ladrón, corrupto, prostituta, asesino, de lo que yo soy. En eso esta sociedad da asco. Alguna vez pasaba por la Avenida Oriental cerca al Parque San Antonio en Medellín, un pobre tipo, quizás con hambre, robó -en un lugar bastante inadecuado- todo el mundo lo persiguió para buscar lincharlo. Y es que acaso los que lo juzgaban ¿han sido absolutamente respetuosos con los bienes ajenos? Empezando desde la conchudez, robarse un examen y fotocopiarlo, llegando a complejas maniobras financieras para enriquecerse a costa de otros. 

La condena es un vicio de nuestro derecho. El artículo 2341 del Código Civil manda expresamente a reparar "sin perjuicio de la pena" ¿acaso es más importante la pena que la reparación? Adicionalmente muchos se gastan la cabeza discutiendo si el fundamento de la reparación es la "culpa" a la que ven como una cuestión moral. Pero se les ha olvidado el trasfondo del artículo: LA REPARACIÓN. Alguien cometió una injuria contra algunas personas que quiero y muchos las empujaban a la querella para que la persona que injurió "aprendiera". Ese viejo no tenía nada que aprender, eso no les competía, les correspondía que se retractara públicamente de lo dicho, cosa que no quiso hacer. Curiosamente la única virtud exigible -la justicia- es la única que no reclaman.

Como digo la condena no hace bueno al injusto, pero la reparación le hace volver a actuar en justicia. Como no somos competentes en el corazón humano, pero si podemos pedir que nos devuelvan aquello que hemos perdido o, de ser irreparable, compensar con algo que mitigue el dolor o la pérdida. Uno de los problemas de las leyes de víctimas de los paramilitares es precisamente ese: ¡la imposibilidad de reparar todas esas barbaridades! Sí es exigible la reparación, pero absoluta nadie se las puede pagar. La condena nada repara.

Vivimos en la sociedad de la condena y no de la reparación ¿no puede relacionarse este vicio con la violencia que nos azota? Vivirnos culpando no nos lleva más que a un infierno como decía Nietzsche, y esto porque se nos olvida la reparación que es lo mínimo que puede exigírsele a otro, no puede exigírsele que viaje en una máquina del tiempo para que avise a su pasado que no lo haga. La reparación es justa, positiva y buena. La condenación es injusta e incapaz de resolver lo que se propone por buenas que sean las intenciones de quien condena...

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