EL ACIERTO
La tradición -me atrevería a decir occidental- del derecho sostiene que el que ocasione un daño a otro está obligado a reparar integralmente el perjuicio. Esto con algunas discusiones más o menos complejas que tiene la doctrina de la Responsabilidad Civil, discusiones que, para el momento no son relevantes. ¿Quién ocasionó la crisis? Es un hecho notorio que la crisis económica empieza con la crisis inmobiliaria de EEUU, la entrega de esas deudas a deudores que no ofrecían ninguna garantía de pago, con esas deudas se crearon títulos de deuda sobre esas deudas, y vuelva y juege... en últimas riqueza sin representación se cotizaba. Cuando efectivamente se incumplen los créditos -pues la casa valía menos que el crédito- y esas deudas valen menos que billetes de monopolio: o sea, nada.
¿Quién ocasionó el daño? La conducta imprudente de algunas instituciones financieras. Es así como leo en una página de izquierda española algo absolutamente real:
La crisis que empezó por culpa de los bancos y los grandes especuladores financieros internacionales, ya se ha extendido a todos los ciudadanos como una plaga. Millones de Parados, rebajas de pensiones y salarios, menos dinero para servicios públicos, menos derechos laborales y sociales, etc. y esto va para largo según los expertos económicos.
Los gobiernos europeos de uno u otro signo político, trás regalar a los bancos cientos de millones de euros de los fondos públicos para salvar sus beneficios, no están dispuestos ni mucho menos a hacer lo mismo por los ciudadanos que estamos pagando las consecuencias y las facturas de esta orgía financiera. (En http://www.anticapitalistas.org/node/6101. Diciembre 10/2010 Consulta y publicación)
Resulta que uno le muestra a esto a los liberales y pensarán "¿Anti-Capitalistas? ¡Mentiras!". Así como estos anti-capitalistas no conocen la verdadera postura libertaria, algunos libertarios tampoco reconocen muchas verdades propias de la cuestión. La razón ¡que ambos le creyeron al bobo de Marx esa frase del manifiesto comunista que los nombró enemigos! Sin embargo, ni la izquierda, ni los libertarios se han dado cuenta que tienen una oposición en común: ¡el mercantilismo! La salvación de los bancos es una estrategia netamente mercantilista, pues al ser aliados del estado, no tienen otra alternativa que salvarlos. ¿No es una clara injusticia que se salve al que cometió el daño sin que éste tenga que responder, a costa de los afectados? Absolutamente. Algunos tienen sus razones utilitaristas para salvar los bancos pero yo prefiero una quiebra justa a una salvación injusta.
Es así como los "anti-capitalistas" aciertan: ¡es injusto dar recursos públicos para salvar a quien causó el daño sin tener atenuantes o razones equitativas de peso! "La ambición rompe el saco" dicen por ahí y es claro que la rompió. Los bancos se salvan porque ellos son los que permiten seguir financiando los despilfarros estatales:
El primero, porque es imprescindible dejar de financiar los despilfarros del gobierno español con cargo a nuestra riqueza. Es necesario que los inversores protejan el dinero y la riqueza de los depredadores estatales. (En http://www.juandemariana.org/comentario/4879/especuladores/llevense/dinero/espana/ Publicación y consulta Diciembre 10/2010)
EL VICIO
Sin embargo, el error que me parece que está en el trasfondo del sindicalismo español es que quieren que los traten de bancos. Si bien es cierto que no se debe cobrar la deuda a empresarios y trabajadores honestos a costa de más impuestos para financiar a los bancos, eso no implica que el estado me tenga que sostener a mí durante la crisis. Lo que pasa es que en Colombia los sindicatos -para efectos teóricos- son entidades privadas que dependen en gran parte de las cuotas que pagan los afiliados, de alguna forma en el sindicalismo colombiano hay una "libre competencia" que, aunque es probable que algunos líderes abusen de las "bases", en todo caso tienen que competir y mostrar que ellos son "verdaderos defensores" de los trabajadores. En España la cosa es muy distinta:
La fuente de financiación directa más importante de los sindicatos la encontramos en los Presupuestos Generales del Estado. Cobran del Ministerio de Trabajo cerca de 16 millones de euros. Eso sin contar con lo que ingresan de las comunidades autónomas. Por ejemplo, de 2004 a mediados de 2009, la Junta de Andalucía concedió subvenciones a UGT y CCOO por importe de 260 millones de euros. Sólo en el segundo trimestre de 2009, las organizaciones sindicales recibieron 125 millones de euros del Estado. Y para qué hablar de lo que reciben para cursos de formación y para los liberados sindicales… Todo esto a costa de nuestros salarios. (http://www.juandemariana.org/comentario/4838/sindicatos/apendice/estado/ Publicado 10/11/2010 Consultado 10/12/2010)
En Colombia, así nos mantengan demandados por "violaciones a la libertad sindical" de los convenios 87 y 98 de la OIT, me parece que el modelo nuestro es mucho más acorde con esos convenios que el modelo español. Esa estructura española viola el artículo 11 del Convenio 87 en tanto no garantiza una libertad de afiliación sino que impone a todos su financiación, también hay una clara injerencia estatal cuando su financiación depende de éste. En Colombia, al menos en este sentido, el sindicalismo es mucho más saludable, con dos ofertas en las confederaciones que implican una CGT de Julio Roberto Gómez más moderada y una CUT un poco más radical. Sin embargo, hay un vicio estructural grave y es esa noción clasista-conflictivista heredera de los postulados marxistas que implica que haya un enfrentamiento entre trabajadores y empresas.
Volviendo al punto, lo que hace insostenible el estado de bienestar es precisamente ese afán de todos los grupos de buscar subsidios, garantías y apoyos estatales. Si el estado subsidia a uno ¿por qué no me subsidia a mí? Es así que en igualdad tendría que subsidiar a todos... hasta la quiebra. Si es esa la intención del sindicalismo e izquierda española creo que están bastante equivocados. El error radica en considerar al estado como el lugar de donde todos sacan beneficios cuando la verdad es que a duras penas puede darlos.
CONCLUSIÓN.
En resumen, creo que debe haber justicia y no estado pues éste distribuye privilegios arbitrarios e infundados. Nada más injusto que premiar a quien ocasiona el daño, pero es mucho peor, envidiar al beneficiario de esa injusticia. El sistema financiero falló por malos manejos (no porque estructuralmente sea malo) y por ello tiene por lo menos que asumir las consecuencias de sus actos: en eso acierta la izquierda.
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